Fertilizante, cualquier sustancia añadida al suelo para proporcionar los elementos químicos necesarios para la nutrición de las plantas. Las plantas requieren elementos como nitrógeno, fósforo, potasio, calcio, magnesio, azufre, hierro, manganeso, cobre, zinc, boro y, en algunos casos, molibdeno para su crecimiento y supervivencia. Entre ellos, el nitrógeno, el fosfato y el potasio son los más importantes. Los abonos son sustancias que contienen el alimento necesario para el crecimiento de las plantas. Aunque el suelo y el agua son suficientes para proporcionar gran parte de estos alimentos, en muchos casos pueden ser deficientes en lo que respecta a algunos alimentos. En estos casos, es necesario abonar el suelo. Los excrementos de animales, la paja y otros residuos vegetales se utilizan como abono natural desde hace miles de años. En la antigüedad, las sustancias calcáreas se utilizaban para reducir la acidez del suelo y aportar calcio. Los primeros abonos químicos utilizados fueron el nitrato de sodio y los huesos. El manejo generalizado de fertilizantes químicos o abonos animales químicos que contienen nitrógeno y fósforo sin cuidado ni atención se ha convertido en una de las causas más extendidas de la contaminación ambiental del suelo y el agua provocada por el humano.